Se aman y se odian con igual pasión. Integran una de las parejas más atractivas y disruptivas del Universo Marvel, con un humor que atraviesa distintas capas y se recorta con igual (e incluso mayor) intensidad que la acción extrema y un perfil de superhéroes muy distante de la corrección política y social.
Malhablados, malhumorados, irónicos, fastidiados, violentos, rencorosos, icónicos... inmortales. “Deadpool & Wolverine” llegan a la pantalla grande con la película que los tiene de coprotagonistas, en la cual son tanto antagonistas como colaboradores ante un peligro superior. La trama (que existe y ya se volverá sobre ella) es casi una excusa para verlos en el cine, en una esperadísima producción que anticipa un día los habituales estrenos de los jueves en las salas del país.
Si los chicos tienen su tanque de Hollywood con “Mi villano favorito 4” y los adolescentes con “Intensa Mente 2”, el público joven y adulto se soslaya con el filme que acapara toda la atención en la semana. Llega precedido de una fortísima campaña internacional, con giras físicas de promoción que en América del Sur significó una visita a Brasil, varios adelantos en las redes sociales y diversas publicidades que confirman que el producto es una plataforma de venta más allá de lo estrictamente cinematográfico (más allá de que se espere una recaudación mundial de taquilla superior a los U$S 350 millones en el primer fin de semana).
“Superar la amargura”, por ejemplo, es la consigna de una conocida marca holandesa de cervezas que hace referencia a cómo transformar la rivalidad de los personajes interpretados por Ryan Reynolds y Hugh Jackman (Deadpool y Wolverine, respectivamente), al servicio de la historia que narran y con una simpatía a prueba de todo. Así lo demostraron en su escala brasileña, donde el actor canadiense recordó a Diego Maradona en pleno estadio Maracaná (Reynolds es accionista de dos clubes de fútbol, el mexicano Necaxa y el galés Wrexham) y junto a su partener probaron el fernet cordobés convidados por Grego Rosselló, quien les aclaró que la bebida es de origen italiano pero que en la Argentina es donde más se consume. “¿Es ayahuasca? Hagamos un viaje juntos...”, bromeó Reynolds, mientras que Jackman dijo: “Uh, esto está bueno. Es como una especie de cola más amarga. Mientras haya fernet, haré cualquier película”.
Los actores felicitaron a la selección argentina por el bicampeonato logrado en la Copa América y prometieron venir al país en el futuro. Incluso Jackman recordó que ya estuvo en Buenos Aires y recordó que había “comida hermosa, tango, mujeres hermosas”. El australiano regresa como Wolverine (nació como un secundario en revista en octubre de 1974) luego del exitoso “Logan”, de 2017, cuando iba a interpretarlo por última vez; mientras que Reynolds está por cuarta vez como el irreverente Deadpool (originalmente un villano surgido en diciembre de 1990 en el comic, que mutó a antihéroe bizarro). La diferencia de edad parece no ser inconveniente para su vínculo, en un juego que abarca hasta una cierta y cuidada tensión
Ambos mantienen una amistad desde hace más de 20 años, que se transmite en cada escena de la nueva producción, en una evidente química que va más allá de los personajes. Quizás esa relación permitió que transcurriera tan bien el rodaje dirigido por Shawn Levy, quien reivindicó en una entrevista en el diario Financial Times que lo más divertido del filme son las frecuentes rupturas de la llamada cuarta pared (el distanciamiento con el público), ahora incorporado como algo normal e infaltable a cargo de Deadpool. En contraposición, Wolverine se mantiene con su perfil circunspecto y su carga de sufrimiento por un pasado que lo atosiga. Si la violencia para uno es descarga y casi un juego, para el otro es la expresión de su represión interna y sus ansias de venganza. Por ello, los choques se palpitan desde la primera escena y sirven como uno de los impulsores de la historia que reúne la sangre con la risa. Sus diferentes formas de ver la vida (y la muerte) sirven para llevar adelante el guión ante un rival común, que los obliga a unir fuerzas en medio del caos con sus particulares y distintos enfoques acerca de cómo resolver cada desafío.
Entremos en la historia, escrita por el mismísimo Reynolds (junto a Rhett Reese, Paul Wernick y Zeb Wells): seis años después de los acontecimientos de “Deadpool 2” (lanzada en 2018), el deforme Wade Wilson vive una vida tranquila, al haber superado su época de mercenario; pero la Time Variance Authority (una organización burocrática que existe fuera de tiempo y espacio) lo lleva a una nueva misión en la cual se une a regañadientes a un Wolverine aún más reacio para salvar al multiverso de Cassandra Nova (a cargo de Emma Corrin, muy elogiada entre quienes vieron en anticipado la realización), una mutante con poderes telequinéticos y telepáticos, hermana gemela de Charles Xavier con orígenes de otro mundo, que tiene sus propios conflictos.
El elenco se completa, entre otros, con Matthew Macfadyen; Morena Baccarin; Rob Delaney; Leslie Uggams; Karan Soni; Brianna Hildebrand; Shiori Kutsuna; Randal Reeder; Jennifer Garner y Aaron Stanford, con algunos regresos con lustre propio. Pero entre los nuevos, la mayor expectativa (incluso superior a la de la malvada de turno) está orientada a la misteriosa Lady Deadpool, que podría ser cabeza de futuras producciones.
Todos los detalles están cuidados, más allá del merchadising que rodea el lanzamiento. Y es así como la película tiene de respaldo una cuidada y extensa lista de canciones nuevas e históricas interpretadas por Nsync, Stray Kids, Fergie, Rob Simonsen, Avril Lavigne, Los Plateros (la mítica “Only You -And You Alone-”), Olivia Newton-John y John Travolta (del filme “Grease”), Jimmy Durante e incluso el propio Jackman (“The Greatest Show”), junto a Zac Efron y Zendaya. Un aporte imperdible en sí mismo.
Para adultos
La película llega con calificación para adultos, pero el director considera que no es un lastre. “Más que el lenguaje soez o la violencia explícita, lo que es verdaderamente divertido de hacer esta película es la autoconsciencia de un personaje que literalmente se gira y habla directamente a la audiencia, con comentarios sobre la cultura pop, Hollywood o la propia película. Eso abre posibilidades de comedia que son maravillosas porque puedes añadir humor absurdo sobre casi todo”, señaló Levy, para agregar que Marvel le dio total libertad creativa para hacer bromas, que incluye el característico humor negro del protagónico y burlas sobre el propio Universo Cinematográfico de ese sello de sacrificados superhéroes (de hecho, es el filme 34 de la nómina general, con diferentes escalas), en un desafío para el futuro en torno a cómo seguirá el despliegue en otras producciones.
Muy posiblemente, Deadpool y Wolverine sigan estando juntos muchas más veces de las que ellos mismos desearían oficialmente, aunque cuando las cámaras se apagan salgan juntos de parranda.